Se acerca el verano, y es la hora de empezar a pensar en esos quilos de más que hemos cogido mientras las gruesas ropas de invierno lo tapaban todo.
Las tiendas de dietética y las consultas a los endocrinos están llenas de gente buscando “la dieta”. Eso por parte de los que tienen sentido común y acuden a pedir consejo a un especialista, que hay mucha gente que se apunta a la primera dieta maravillosa que encuentra por internet.
El caso es que cualquier persona con un poco de criterio os aconsejara que, a parte de una dieta sana y ajustada de calorías, hay que hacer deporte. Y la verdad es que el deporte es el complemento ideal. Hacer deporte, aparte de ayudar a quemar calorías, genera endorfinas que te ayudan a sentirte mejor, y eso es súper importante, sobretodo cuando estás haciendo el esfuerzo de mantener la dieta un día tras otro.
Los que están acostumbrados a correr, los “runners” no entienden el esfuerzo que supone para nosotros, los que tenemos algunos kilos de más, salir a correr.
A menudo nos quieren ayudar y animarnos, pero ellos no tienen problema, no les sobra un gramo, están en forma y corren ligeros y rápidos. Cuando pasan al lado nuestro te miran con esa cara de incredulidad pensando “¿pero que hace este tan sudado y ahogado, si va pisando huevos??”
O cuando tu pareja, runner de toda la vida, te ayuda y te dice “venga cariño que lo haces muy bien, ahora haremos unas series…” Cuando tú vas sacando el hígado por la boca haciendo un esfuerzo titánico para continuar corriendo y no pararte.
Los corredores dietéticos, no quieren mejorar marcas, no quieren ganar carreras, ni tan solo quieren mejorar la marca de ayer. Nuestro objetivo es salir a correr, hacerlo cada día y hacerlo a un ritmo que nos haga sentir bien.
Todo y que a los habituales del tema les parezca imposible, nosotros (aún) no sentimos el entusiasmo y la adicción para correr que ellos sienten. Para nosotros la victoria es ponernos las bambas y sudar la camiseta.
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