En ocasiones por vergüenza y en otras por falta de motivación, el caso es que no acabamos de dar el paso para salir a la calle a correr.
¿Vergüenza? A pesar de que actualmente hay tal afición por el running que lo raro es que alguien no salga a correr, siempre podemos escuchar los típicos comentarios como: “venga, que vas primero”, “pero si a ti no te hace falta correr que estás en los huesos”, “1-2, 1-2, 1-2” y un variado repertorio con el que no acabaríamos. Claro, si una persona tiene un poco de vergüenza y la primera vez que sale tiene que escuchar todos estos “piropos”, igual se viene abajo. En cambio, si va acompañada, comentará la jugada con el resto de corredores o tal vez ni lo haya escuchado de lo entretenida que iba charlando con los compañeros. El caso es que aprenderá a no hacer caso y disfrutar de su actividad.
¿Falta de motivación? Por ejemplo, si encima, se trata de un día que tocan series. Tener que correr unos cuantos km sin compañía -pongamos que a 3 minutos 50 segundos el km-, es una tarea enorme y a veces difícil de completar. Al menos para los corredores que no somos profesionales. En cambio, con compañeros, aunque sigue siendo duro, es más llevadero. Con la cosa de que nadie se quiere quedar atrás, siempre sacas fuerzas de donde no las hay (o caso siempre).
Recientemente comentaba una amiga –que lleva unas semanas saliendo con el grupo- que estaba muy contenta porque había hecho un km en 3 minutos 52 segundos. Y es que saliendo sola no lograba bajar de 4 minutos 5 segundos.
¿Qué? ¿Te animas?
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